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21 ene 2013

Mis realidades

Dicen, que antes de morir, tu vida pasa en unos segundos por delante de tus ojos, como si de una película muda se tratara, para aferrarte a aquello que de verdad quieres, puede que te salves, si te agarras con fuerza a este sentimiento, para no dejarte vencer, si hay alguna posibilidad de superarlo.
De repente, lo vi venir, los faros venían hacia mi, levanté el brazo hacia mis ojos por la luz cegadora y oí un fuerte golpe. Allí estaban mis padres, dentro del coche, inmóviles y llenos de sangre,  conmigo como su único espectador, todo iba a cámara lenta, con todos sus detalles y levanté la mano para intentar tocar los pendientes de mi madre.
El fuerte dolor de las palas en mi pecho,  me hizo abrir los ojos, vi sobre mi a mucha gente, todo era confuso, quería volver y tocar los pendientes de mi madre, cerré los ojos de nuevo y ya estaban borrosos, no acertaba al acercar  mis dedos. Otro fuerte dolor en el tórax y oí que alguien me hablaba, busqué con la mirada esa voz, estaba cansada quería volver a verlos en sueños, apenas distinguía ya su silueta, me quería dormir.
Recuerdo entre un fuerte dolor, que el médico de la UVI me decía:
-Por favor, despierta.
Consiguieron reanimarme y entrar en el quirófano. No recuerdo donde iba en el momento de mi accidente, es algo que borre por completo, dicen los médicos que es algo normal en un atropello. Después de un año en un hospital, superé mis múltiples traumas. Tuve mucho tiempo para reflexionar sobre aquella visión del accidente de mis padres.
Cuando salí del hospital, volví a casa de mi tía, la persona que me ha cuidado, desde el fallecimiento de mis padres. Unos días después, cogí la llave de la casa de mis padres, con la intención de dar sentido a lo que tanto me angustiaba. Busqué por los cajones de mi madre, revolví toda la casa para encontrar pistas de aquellos pendientes. Mi tía,  ha mantenido la casa de mis padres, tal cual la dejaron. Encontré un álbum de fotos de ellos, al abrirlo se me llenaron los ojos de lágrimas,  hojeandolo vi una foto de ellos,  en uno de los actos públicos a los que asistían, los dos se dedicaron a la política toda su vida,  miré a mi madre y los ví, hasta ese momento, estaba convencida que estaba experimentando algún síndrome pos-traumático y que me llevaría de nuevo al sicólogo, como en otras ocasiones. Mi madre estaba muy elegante, con un vestido negro de noche y mi padre la besaba, estaban rodeados de mas personas, todos ellos  parecían estar pasándolo  bien, me fije en el fondo para intentar descubrir en que lugar estaban, ellos, visitaron muchos sitios históricos. Un hombre con una  copa en la mano, miraba como hacía la cámara en ese momento, o quizás se fijaba en el grupo de  mis padres, era de las pocas personas, que no parecía estar divirtiéndose, en aquella fiesta.
Sonó  mi teléfono en ese momento, era mi tía, cogí la foto y volví a casa. Por el camino, estuve  pensando en la foto, aquel hombre parecía fuera de contexto, como  si fuese una de esas fotos falsificadas, no parecía ir vestido para la ocasión, ni estaba acompañado.
Al llegar a casa, mi tía me preguntó de donde venía y le mentí, para que estuviera tranquila, siempre está preocupada por mi. Había sido un día largo y me fuí pronto a la cama, soñé toda la noche, con la cara de aquel hombre. Soñé que tenía siete años y estábamos en la casa de la playa, mi madre y yo,  allí pasábamos los veranos, mientras mi padre se quedaba trabajando. Le ví venir por la playa, con una camiseta blanca, en vaqueros y zapatillas de deporte, mientras mi madre y yo jugábamos con la arena en bañador. Habia brisa y él se acercaba a nosotras, volvía a parecer alguien fuera de contexto. Me desperté confusa, asustada y empapada en sudor, al despejarme, me dí cuenta que debería volver a visitar a mi sicólogo, aquello se me estaba escapando de la lógica. Le contaría a mi tía lo ocurrido y volveria a mis sesiones con el sicólogo.