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14 sept 2012

Especímenes Laborales

Se puede decir, que en todos los centros de trabajo, siempre hay una fauna laboral común a todos ellos, aunque el sector de la empresa varíe, la espécie citada siempre es autóctona a casi todos los ámbitos laborales.
Comenzaré a citar bichos de suelo a techo. Las mas rastreras siempre son, como sabemos las víboras, el género del nombre no determina el sexo del ser. Suele haber de una a dos, y como entre ellas no se llevan bien, no frecuentan nunca los mismos espacios. Una de ellas se arrastra por el despacho del jefe y la otra circula entre algunos compañeros. No podría cuantificar la mordacidad de cada una, para averiguar cual de las dos es mas letal, por sus vías,  ambas pueden llegar a ser mortíferas. Por lo general, tienen rasgos bastante humanos y alguna característica del bicho al que representan, su tez amarillea, resultado de la bilis que corre indebidamente por su sangre, de pocos gestos faciales por  la frialdad de su origen y falta de emociones, de piel mutable.
Otros ejemplares son los pulgones, sin llegar a ser chupocteros, merodean por muchas de las áreas del centro laboral, unas veces muerden y otras chupan, sin discriminar a quién. Tan solo son molestos, pero suelen cumplir sus funciones, de forma interrumpida, con alguna disfunción,  pero son aptos para realizar trabajos mecánicos, no por falta de cualificación, sino por ganas de realización. Tienen sus peculiaridades, grandes compañeros de la máquina de café y de los lugares públicos.
La inmensa mayoría, aunque no lo creamos, somos los ratoncillos de campo, preparados para comernos todo los que se nos presente por delante, como bien sabemos y gracias a los científicos, el gen mas parecido al genoma Humano. A mi me parecen los elementos mas imprescindibles del negocio, por mucho que nos cueste creerlo.
Mas arriba, a la derecha del jefe, estaría algún que otro zángano, misionero imposible de los correos del jefe.
Podría continuar con algún que otro bicho, pero os lo dejo a vuestra elección, falta alguno que no menciono, que no siempre se encuentra en estas escenas, dependiendo de la cartera del jefazo.





10 sept 2012

Formas de Poder.

Todo hacia parecer que se trataba de un tirano, por su forma de manejarnos, a pesar de ello ninguno de nosotros cuestionó su autoridad, su comportamiento, ni su aptitud frente al trabajo, que se podría haber puesto frente a un pelotón de fusilamiento. Nos acostumbramos a pensar que su nombramiento era acertado, por el tipo de organización en la que trabajamos,  aunque algunos de nosotros ya conocíamos los procedimientos anteriormente,  acatábamos  todas sus decisiones, como si de un lider se tratara, en ningún momento se nos  hizo participes de una decisión de tal jerarquía, por lo tanto se salía de nuestro cometido vigilar a nuestro propio jefe,  por su  gestión. En pocos días los protocolos dieron un giro de 180 grados, no dudamos de  la autoridad de un directivo recién nombrado. Obedecíamos todas sus ordenes.
Al cabo de los tres meses, frente al departamento estábamos agotados, no comprendiamos por qué, nuestra oposición interna a la sumisión, sus ordenes que contradecian los métodos, se volvió complicada la situación y los nervios nos mantenían muy atentos. Empezamos a callar todo aquello que nos ponía tensos, él comenzó a manipular su relación con nosotros para acercarse a sus objetivos, su presión se nos hizo patente y volvimos a ser parte de su ajedrez.
Finalmente terminamos renunciando a nuestra propia iniciativa, sólo realizábamos los trabajos que él establecía, perdiendo parte de la confianza de nuestra ocupación anterior. La desmotivación se nos hizo cargante y patente, recobrábamos el ánimo con los mítines que el nos daba.
Todo acabó a los 6 meses cuando nos enteramos de su despido, sin que nos detallaran las causas, sin que lo anteriormente contado, fuera justificación de tal hecho. Algunos de nosotros, padecimos un síndrome que dió lugar a explicaciones confusas de los motivos de su despido, que en ningún momento existieron, además de los presentes.